Cómo dejar de ser tan dura contigo misma

13 tips para dejar de ser tan dura contigo misma

FEMINIDADENERGÍA FEMENINAESTILO DE VIDASPANISHESPAÑOL

Ari

5/26/20259 min leer

En el post de hoy, voy a contarte cómo dejar de ser tan dura contigo misma, así que prepara tu bebida favorita y ponte cómoda, que empezamos.

Es muy común hoy en día encontrar a mujeres que son muy duras consigo mismas, que se machacan, que se juzgan, que se critican y que se exigen más de la cuenta. Yo misma era una de ellas hasta hace relativamente poco.

¿Y qué se suele esconder detrás de todo esto? Perfeccionismo, miedo a hacer las cosas mal, miedo a cometer errores, querer cumplir tus propias expectativas o las expectativas ajenas, conseguir la aprobación de los demás, querer ser productiva todo el tiempo, etc.

Y en nuestra sociedad actual, parece que se premia el hecho de ser demasiado duro con uno mismo.

Te cuento mi historia con respecto a este tema para que puedas comprenderlo mejor. A mí me encanta bailar desde que era pequeña, y cuando bailaba de pequeña, nunca pensaba en si lo estaba haciendo mal, en si me iba a equivocar o en si me iban a juzgar los demás. Simplemente me ponía a bailar y lo disfrutaba.

Pero ahora de mayor, cuando retomé el baile a los treinta y tres años, sentí que no me lo pasaba tan bien como cuando era pequeña, y que no lo disfrutaba. Y no sólo eso, sino que además me exigía muchísimo, me juzgaba, me criticaba y me machaba constantemente cada vez que bailaba. Y el sólo hecho de pensar que se acercaba mi hora de bailar, hacía que me pusiera un poco nerviosa y que no tuviera muchas ganas de hacerlo por miedo a hacerlo mal.

Cuando me di cuenta de esto, me pregunté ¿dónde quedó ese disfrute que sentía cuando era pequeña? Y entonces fue cuando me di cuenta que de pequeña no pensaba cuando bailaba, tan sólo me ponía la música y me lanzaba a bailar, disfrutando del baile, del momento presente. Y también me di cuenta de lo perfeccionista y exigente que me había vuelto, y todo porque el fondo tenía miedo de no hacer las cosas bien, y más después de haber estado tantos años sin bailar, y tenía miedo de ser demasiado mayor para volver a bailar.

Así que me puse a trabajar en ese perfeccionismo, en ese miedo a cometer errores, y mi sensación de nervios ha ido disminuyendo, y actualmente disfruto mucho más el baile, sin pensar en nada, parecido a cuando era pequeña, aunque todavía sigo trabajando en esto.

Y me preguntaba, ¿de dónde me vienen todo este perfeccionismo, esta sobre exigencia, ese machaque, esos juicios y esas críticas hacia mí misma? Y me di cuenta de que todo se debía a creencias limitantes que el entorno había metido dentro mí conforme fui creciendo. Por ejemplo, tuve una profesora en el instituto que me decía que como yo lo hacía siempre todo bien, no me podía permitir que me equivocase, y esa presión pasó a formar parte de mí, aunque me parecía una carga durísima, pero entonces tenía trece años y no me cuestioné esa creencia que me metió esa profesora.

Y además, vivimos en una sociedad hiper competitiva, en la que parece que tenemos que ser productivos todo el tiempo, y si no, es que estamos desperdiciando nuestro tiempo y nuestra vida.

Ahora te dejo con unos cuantos tips para que puedas liberarte y dejar de ser tan dura contigo misma:

Número 1: toma consciencia de esa tendencia tuya a ser demasiado dura contigo misma. El primer paso es darte cuenta de que eres demasiado dura contigo misma, que te criticas, que te juzgas, que te machacas, para que así puedas cambiar.

Número 2: acepta los errores como algo normal y natural de la vida. Tememos a los errores porque desde que éramos pequeñas, se nos enseñó a tenerles miedo y a querer evitarlos a toda costa, todo gracias al sistema educativo industrial que tuvimos de pequeñas cuando fuimos al colegio y que todavía sigue estando presente en nuestra sociedad, aunque sea un sistema que se ha quedado completamente obsoleto.

En el sistema educativo industrial, un error o varios errores suponían una penalización, una mala nota o una mala calificación. Y en el peor de los casos, nos obligaban a repetir curso. Así que es normal que en nuestra vida adulta, tengamos pánico de cometer errores, porque es algo que se nos inculcó desde que éramos pequeñas.

Pero en realidad, los errores forman parte de la vida. Los errores son los instrumentos que nos ha dado la vida para que podamos evolucionar. Así que se trata de cambiar la creencia limitante de que los errores son malos y empezar a pensar como lo que son los errores realmente: los errores son los instrumentos que nos da la vida para que podamos evolucionar, como te decía. Métete esta nueva creencia en tu cabeza y verás como empieza a bajar tu nivel de sobre exigencia contigo misma.

Número 3: fíjate si tienes un diálogo interno negativo. Si eres demasiado dura contigo misma, lo más probable es que tengas un diálogo interno negativo y tomar consciencia de ello es muy importante para que así puedas cambiarlo. Es posible que te digas cosas como “¡Qué tonta soy!”, “No soy suficiente”, “Debería estar haciendo más”, “Esto no me sale”, “Soy fea”, etc. Cámbialo por afirmaciones positivas como “Yo valgo mucho”, “Yo soy suficiente”, “Estoy haciendo todo lo necesario”, “Si sigo practicando, seguro que me sale”, “Soy muy guapa”, etc.

Número 4: practica la autocompasión. Tener autocompasión significa ser empática y amable contigo misma. Trátate bien. Trátate con amor, con mimo, con dulzura.

Conecta contigo misma y con tu cuerpo. Fíjate qué es lo que te susurra tu alma, fíjate en las sensaciones que hay en tu cuerpo y averigua qué están tratando de decirte.

Tal vez te estén diciendo que le bajes el ritmo a tu vida, que no vayas siempre acelerada a todas partes, que te priorices, que protejas tu energía y tu paz mental o que aprendas a decir que no, porque cuando aprendes a decir que no a lo que no te hace bien o no te apetece hacer, te dices sí a ti misma y a lo que verdaderamente quieres.

Mucha gente piensa que la autocompasión significa conformarse con lo que tienes y quedarte estancada, y no es así. La autocompasión no está reñida con el deseo de alcanzar y vivir tus sueños.

Y en realidad, lo que ocurre cuando practicas la autocompasión es todo lo contrario: que comienzas a hacer las cosas más deprisa y mejor.

Y no se trata de ir corriendo por la vida, para nada, esto no es sano.

Pero sí que es cierto que las personas que son más duras consigo mismas o más sobre exigentes, son las que más se estancan y frenan su propia evolución.

En cambio, las personas más autocompasivas, tienden a fijarse en las cosas y situaciones que sí están evolucionando y que sí les salen bien, tienden a ser más positivas y a enfocarse más en el aprendizaje, y esto hace que consigan las cosas más rápido.

E insisto, no se trata de ir corriendo por la vida, pero cuando quitas esos obstáculos mentales que te están limitando, eso hace que todo fluya mucho mejor.

Número 5: no busques la aprobación de los demás. Que no te importe lo que los demás puedan pensar de ti. Vivimos en una sociedad en la que se nos exige tener el cuerpo perfecto, la pareja perfecta, el trabajo perfecto, los hijos perfectos, etc., y esto también puede ser lo que te esté causando que seas demasiado dura contigo misma.

Tal vez mientras eras una niña, tu entorno metió todas estas ideas en tu cabeza de que tienes que ser perfecta y buena en todo, que terminaron calando en tu subconsciente y se convirtieron en tu diálogo interno. Y si te la vives buscando la aprobación de los demás, eso hará que seas aún más dura contigo misma.

Número 6: enfócate en lo positivo que hay en ti. Y no me digas que no tienes nada bueno porque no es cierto. Tienes muchas cosas buenas que ya es hora de que las reconozcas como tal.

Número 7: reconecta con tu niña interior. Tu niña interior sigue viviendo dentro de ti, y estoy segura de que con ella no serías tan dura.

Para este ejercicio, te ayudará tener a mano una foto tuya de cuando tenías cuatro o cinco años.

Puedes hablarle a tu niña interior con tu mente, pero también puedes hacerlo en voz alta o escribiendo, diciéndole todo lo que te gustaría decirle.

Este ejercicio te ayudará a darte cuenta de que ser tan dura contigo misma no te está ayudando en nada ni te está llevando a nada bueno, porque a un niño normalmente le hablarías de forma más suave y tierna, y menos exigente de lo que lo harías contigo misma o con otro adulto.

Número 8: eleva tu autoestima y tu amor propio. Ámate a ti misma incondicionalmente. Puedes utilizar las afirmaciones positivas para ello.

Cuando no te amas a ti misma y tienes la autoestima baja, te cuesta mostrarte tal cual eres porque temes no ser aceptada por los demás.

Pero si no eres auténtica, atraerás personas que tampoco serán auténticas y que te querrán por las máscaras que les muestras y no por tu verdadero yo, y ese tipo de relaciones no merecen la pena.

Otra forma de elevar tu autoestima y tu amor propio es vestirte con ropa con la que te sientas identificada y con la que te sientas bien. Esto puede parecer una chorrada, pero en realidad es muy efectivo y poderoso. Cambiar tu imagen personal es la forma más fácil de elevar tu autoestima. Ante todo, lo más importante es, insisto, que te haga sentir bien.

Número 9: eleva la confianza en ti misma. De igual modo, las afirmaciones positivas serán tus grandes aliadas.

Y tomar decisiones.

Y tener un lenguaje corporal que exprese esa confianza en ti misma, que es cabeza alta, hombros hacia atrás, pecho ligeramente hacia arriba, piernas ligeramente separadas y una sonrisa. Si no te sientes segura de ti misma, adopta esta postura porque puedes cambiar tus emociones cambiando tu postura corporal.

Número 10: deja de relacionar la productividad con tu valía personal. Hoy en día, esto es muy común. Pero esto de relacionar la productividad con la valía personal, viene de la Segunda Revolución Industrial, cuando los campesinos se mudaron a la ciudad para trabajar en las fábricas, en donde se veía que el tiempo equivalía a dinero y que la productividad equivalía a la valía personal.

Pero en realidad esto no es cierto.

Tú eres valiosa simplemente por el hecho de existir. Y el tiempo no equivale a dinero. El tiempo es el tiempo, y el dinero es el dinero. No tiene nada que ver una cosa con la otra.

Y la productividad tampoco tiene nada que ver con la valía personal, lo que pasa que durante muchas generaciones se nos ha hecho creer que es así, y todavía venimos arrastrando aquella mentalidad de la Segunda Revolución Industrial.

Número 11: deja espacio en tu agenda para poder descansar y relajarte. No hacer nada de vez en cuando es bueno para ti porque te permite desconectar y recargarte. Descansar y relajarte no es un lujo, es una necesidad.

En nuestra sociedad, debido a la mentalidad de la Segunda Revolución Industrial, parece que está mal visto no hacer nada y descansar o relajarte.

Pero, ¿sabes qué? Quien piense así, es su problema. Tú no estás aquí en La Tierra para complacer a los demás, sino a ti misma.

Y si tu cuerpo te pide que descanses y te relajes, hazle caso porque tu cuerpo siempre tiene razón.

Escucha música relajante, una meditación guiada o simplemente estate en silencio con los ojos cerrados tendida en tu cama o en el sofá. Verás como al cabo de un rato te sientes mejor.

Número 12: celebra tus logros, por pequeños que sean. Muchas veces, cuando alcanzamos alguna meta, sentimos una sensación de satisfacción y alegría, pero suelen durar poco tiempo porque enseguida nos enfocamos en la siguiente cosa que queremos alcanzar. En vez de eso, en vez de pasar inmediatamente a la siguiente meta, celebra todos tus logros.

Número 13: practica la gratitud. Esto hace que puedas ver la vida de manera más positiva y que valores lo que ya tienes. Agradece todo lo bueno que tienes y todo lo que has logrado. Esto hará que la sobre exigencia que tienes hacia ti misma baje.

Puedes escribir nada más levantarte cinco cosas por las que te sientes agradecida y luego por la noche antes de acostarte, escribir cinco cosas que te hayan hecho sentir gratitud a lo largo del día. Esto te ayudará a dormir mejor y a tener una mejor Salud, tanto física como mental y espiritual.

Y ya está.

Espero que te haya gustado y te haya sido de utilidad.